Cuando Lizzie Elsburg (24) entró a Pacific Shores Hospital, en California, pesaba apenas 41 kilos. Era agosto de 2012 y su anorexia la había obligado a ingresar a un centro de tratamiento para desórdenes alimenticios, antes de que fuera demasiado tarde.
Paralelamente, en la misma institución, Chris Glasgow (28) luchaba por superar su adicción a la comida chatarra, que le había llevado a la categoría médica de obeso mórbido, con 222 kilos y una débil autoestima.
Esta pareja que ha llamado la atención de los medios internacionales por su historia de amor, se conoció en medio de las sesiones de psicoterapia a la que ambos asistían para tratar sus distintos trastornos, mientras aprendían a tener una relación más sana con la comida.
A los pocos meses, en enero de este año, comenzaron a salir y en febrero pasado, se comprometieron, sorprendiendo a familiares y amigos por el explosivo y rápido amor. “Fui a una clínica de desórdenes alimenticios para bajar de peso y salí con el amor de mi vida”, reveló hace unos días Chris.
El joven comentó al Daily Mail que le pidió matrimonio a Lizzie en una plaza cercana a la clínica, arrodillándose, y que apenas terminó de hacer la gran pregunta, la joven le respondió emocionada que sí quería ser su esposa.
“Cuando supe a través de un amigo que le gustaba a Lizzie, quedé muy sorprendido. Jamás pensé que alguna mujer pudiera encontrarme atractivo, menos una tal linda como ella. Jamás habría coqueteado con una mujer como ella en el pasado, porque creía que se terminaría riendo de mí”, confesó Chris.
Por su parte, Lizzie explicó que al conocer a quien se transformaría en su futuro marido, sintió un poco de miedo, ya que no entendía cómo alguien podía dejarse estar a tal nivel que subiera tanto de peso. “Pero después de un tiempo llegué a conocer a la persona que había en su interior. Logré verlo más allá de sus problemas físicos, porque yo los tenía también”, aclaró.
Lizzie venía de una rutina diaria en la que apenas se alimentaba con 100 calorías diarias. Mientras Chris, se daba cinco atracones de comida al día.
Al conocerse, ella debía llenar su plato de bastante más alimento que el que acostumbraba, y él, tenía que restringirse a ensaladas y avena, para calmar su hambre. “Al comienzo era un poco extraño. Sentía que debíamos intercambiar los platos. Pero nos dimos cuenta que los dos estábamos decididos a vencer nuestros desórdenes alimenticios, y eso es lo que nos unió”, dijo Lizzie, quien luce unos saludables 57 kilos en la actualidad, mientras sigue con su terapia psicológica al igual que Chris, que ha bajado ya 32 kilos.
Según comentaron, la joven ayuda a su pololo a seguir una dieta y ser estricto con el entrenamiento físico, estando ya los dos fuera de la clínica e intentando llevar una vida normal en Virginia, donde Lizzie vive.
“Si vuelve a comer chatarra y basura, la relación no funcionaría desde un punto de vista de la salud y por la atracción física”, dijo ella, advirtiéndole a Chris que si no baja de peso, no se casará con él.
Pero Chris no se siente intimidado por las frases de su novia, sino que dijo tener más fuerza para lograr su objetivo: “Hay muchas cosas en juego. Pero me ayuda a darme cuenta lo importante que es no salirse del camino”.
Los dos planean irse a vivir juntos y preparar todo para su matrimonio, que se celebrará en el verano boreal. “Yo quería que ellos se tomaran las cosas con más calma y llegaran a conocerse. Pero lo han hecho bien, así que estoy feliz por ellos”, dijo la madre de Lizzie, Susan.
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