Junto
con saludarlos y compartir con ustedes el fascinante mundo de la comunicación
oral, les contaré una pequeña anécdota que de seguro los invitará a la
reflexión. “...Atrévete a ser
diferente”; este era el llamado de un graffiti de un grupo de jóvenes que
decían tener el permiso municipal para decorar algunos espacios de los sectores
aledaños a una población de esta ciudad. Una gran mole de dibujos simbólicos de
cómo ellos observaban el mundo en el que estábamos y las carencias que nos
caracterizaba como participantes de esta sociedad. Esos minutos me incentivaron
a observar mis vetas más importantes que definían mis propias inquietudes y mi
quehacer; el arte y la comunicación. En efecto ese llamado era una comunicación
potente, al igual que el arte de cómo ellos lo expresaban.
Desde
aquel momento, sentí que en fondo todos buscamos ser diferentes de una u otra
forma, somos también productos con atributos similares y nuestro valor de marca
diferenciador es, sin duda, la forma en como gestionamos esos atributos, qué
hacemos con ellos.
Fue
así como hice que ese pequeño momento se transformará en lo que me lleva a
compartir con ustedes este mensaje...haber hecho aquel insith de la profunda
vocación que llevo por servir de intermediario a estas dos grandes causas, no
solamente enfocado a las necesidades de las organizaciones, sino también a las
propias frente a nuestra familias y amigos, nosotros; simples individuos que nos
ofertamos con la venta diaria de nuestras ideas, de intentar expresarnos cada
vez con mayor persuasión para lograr acaparar la atención de nuestro consumidores
(...en efecto, la sabiduría juvenil tiene sentido a la hora del te la compro!!!)
De
ahí entonces, lo apasionante de la Oratoria
Moderna , definido mundialmente como “...El arte de hablar con elocuencia”...claro que sí. En el caso de
las organizaciones, hoy en día se suele instalar una especie de conformismo tácito
por la mediocridad cuando se trata de hablar en público, de expresarse en forma
asertiva y efectiva con nuestros colegas y/o superiores; es que ¿para qué? Si la
mayoría “odia” hablar en público o simplemente no sienten la necesidad de
capacitarse ahora “YA”, a menos que represente a una simple en un problema y este
se transforme, incluso, en una verdadera crisis, un dolor de cabeza para
quienes deben enfrentar a las audiencias.
Varias
veces pasa con mis alumnos, los que buscan urgentemente ayuda en un tiempo algo
tardío, los que están a punto de ser evaluados o los que cometieron graves
errores de mando e intentan superarlos de tal forma que pase casi en forma
inadvertida (alabados los que observan y se preparan para lo que se viene).
Déjenme
decirles señores que para beneficio de ellos existe una enorme cantidad de
técnicas de Oratoria Moderna adaptadas a las necesidades actuales, en momentos en
donde el principal problema de las organizaciones se relaciona directamente con
el recurso humano. Poseer hoy en día habilidades comunicacionales para
gestionar grupos, trabajar en equipo, resolver conflictos, escuchar
asertivamente, manejar reuniones, dominar el miedo escénico, controlar nuestra
comunicación corporal, etc., se convierte, sin duda, una fuente inagotable de oportunidades para
obtener mejores cargos, mayor influencia, ganar más dinero e incluso, ser más
feliz.
Algunos, dirán “...no es nada fácil”, pues yo les digo “permitanse alcanzar el éxito, creer en sus
propias capacidades, y por sobretodo...hey, atrévanse a ser diferentes”.
1.-¿Cuál es el motivo de mi
exposición?
Exponer un tema específico, evaluar los avances de un proyecto o dar la bienvenida a un compañero de trabajo; cualquiera sea la respuesta, ésta tiene que ver con el conocimiento que tengas del o los temas a tratar, así sean preparados o espontáneos, de sus falencias y virtudes, y de sus diferencias con otros temas similares..
Conociendo el motivo (tu objetivo de discurso), reconocerás la información que te será útil para “reforzar” las ideas que deseas dejar plasmada en tu audiencia. Así, entonces, la preparación de tu exposición se facilita.
2.-¿Para quiénes expondré?
Es esencial conocer las características de tu público al que te dirigirás. Permítete recordar o investigar aspectos y detalles que puedan conectar al orador con los asistentes, el lugar, su historia, sus experiencias. La selección del lenguaje dependerá del perfil de tu público; técnico, académico, coloquial, de negocios, etcétera.
3.-¿Cuánto tiempo tengo para exponer?
Este aspecto es fundamental para preparar una exposición que contenga las ideas esenciales en el tiempo previsto. Si estamos en una reunión con otros pares y no somos el orador principal. Sabremos que pocos minutos deben bastarnos para decir lo que queremos decir dejando en claro nuestro punto de vista. Y si lo somos, debemos organizar la exposición conforme al tiempo dispuesto, ni más ni menos.
Recuerda que siempre es preferible que la gente se quede con las ganas de seguir escuchando, a que se retiren o te expresen su aburrimiento.
4.- ¿Cómo abordo el tema?
Dependerá de tu propósito; motivar, esclarecer un proceso, sensibilizar. En tu etapa de argumentación, deberás seleccionar aquellas ideas que cumplan dicho objetivo y transformarlas en “ideas fuerza” de tu discurso. Si se trata de una materia controvertida, en un marco hostil, es preciso usar argumentos que no polaricen, sino que hagan nítidos los errores o debilidades del otro punto de vista. Citas de personas relevantes, en la cantidad adecuada, ayudan mucho.
5.- ¿Con qué elementos de apoyo?
Por ejemplo, si desea usar el apoyo PowerPoint, requerirás de una preparación intensa y con suficiente antelación a tu presentación. Para ello ponle mucha atención a su diagramación y diseño. Ten en cuenta que se trata de un “Apoyo” y no de la presentación en sí.
Objetos, papelógrafos, videos, DataShow, internet u otros. Todos ellos poseen fortalezas comunicativas distintas que debes saber distinguir para el tipo de exposición que quieras desarrollar.
6.- ¿En qué lugar expondré?
Saber y reconocer con antelación el recito en que se llevará a cabo tu exposición, los accesos, el tipo de sala, la disposición de la testera, la forma y ubicación de la silla, el equipamiento técnico disponible, etc., permiten imaginar el sitio y estudiar cómo llegar a todos.
En este sentido, la ubicación de estos elementos y tus desplazamientos son tan significativos e importantes como lo es tu indumentaria o el contenido de la exposición.
7.- ¿Qué debo evitar decir?
Hay expresiones o temas que son particularmente ingratos e inapropiados en algunos auditorios, tales como: “No estoy preparado”, “Ahora, seré honesto con ustedes”, "Ahora diré algo importante”, “¿Me entienden?”, entre otros.
Exponer un tema específico, evaluar los avances de un proyecto o dar la bienvenida a un compañero de trabajo; cualquiera sea la respuesta, ésta tiene que ver con el conocimiento que tengas del o los temas a tratar, así sean preparados o espontáneos, de sus falencias y virtudes, y de sus diferencias con otros temas similares..
Conociendo el motivo (tu objetivo de discurso), reconocerás la información que te será útil para “reforzar” las ideas que deseas dejar plasmada en tu audiencia. Así, entonces, la preparación de tu exposición se facilita.
2.-¿Para quiénes expondré?
Es esencial conocer las características de tu público al que te dirigirás. Permítete recordar o investigar aspectos y detalles que puedan conectar al orador con los asistentes, el lugar, su historia, sus experiencias. La selección del lenguaje dependerá del perfil de tu público; técnico, académico, coloquial, de negocios, etcétera.
3.-¿Cuánto tiempo tengo para exponer?
Este aspecto es fundamental para preparar una exposición que contenga las ideas esenciales en el tiempo previsto. Si estamos en una reunión con otros pares y no somos el orador principal. Sabremos que pocos minutos deben bastarnos para decir lo que queremos decir dejando en claro nuestro punto de vista. Y si lo somos, debemos organizar la exposición conforme al tiempo dispuesto, ni más ni menos.
Recuerda que siempre es preferible que la gente se quede con las ganas de seguir escuchando, a que se retiren o te expresen su aburrimiento.
4.- ¿Cómo abordo el tema?
Dependerá de tu propósito; motivar, esclarecer un proceso, sensibilizar. En tu etapa de argumentación, deberás seleccionar aquellas ideas que cumplan dicho objetivo y transformarlas en “ideas fuerza” de tu discurso. Si se trata de una materia controvertida, en un marco hostil, es preciso usar argumentos que no polaricen, sino que hagan nítidos los errores o debilidades del otro punto de vista. Citas de personas relevantes, en la cantidad adecuada, ayudan mucho.
5.- ¿Con qué elementos de apoyo?
Por ejemplo, si desea usar el apoyo PowerPoint, requerirás de una preparación intensa y con suficiente antelación a tu presentación. Para ello ponle mucha atención a su diagramación y diseño. Ten en cuenta que se trata de un “Apoyo” y no de la presentación en sí.
Objetos, papelógrafos, videos, DataShow, internet u otros. Todos ellos poseen fortalezas comunicativas distintas que debes saber distinguir para el tipo de exposición que quieras desarrollar.
6.- ¿En qué lugar expondré?
Saber y reconocer con antelación el recito en que se llevará a cabo tu exposición, los accesos, el tipo de sala, la disposición de la testera, la forma y ubicación de la silla, el equipamiento técnico disponible, etc., permiten imaginar el sitio y estudiar cómo llegar a todos.
En este sentido, la ubicación de estos elementos y tus desplazamientos son tan significativos e importantes como lo es tu indumentaria o el contenido de la exposición.
7.- ¿Qué debo evitar decir?
Hay expresiones o temas que son particularmente ingratos e inapropiados en algunos auditorios, tales como: “No estoy preparado”, “Ahora, seré honesto con ustedes”, "Ahora diré algo importante”, “¿Me entienden?”, entre otros.
Además, en tanto no tengas un conocimiento cabal de las preferencias y desagrados de quienes te escuchan, es preferible no arriesgarse con juicios que pueden herir susceptibilidades. Imparcial y Objetivo, ante todo...hasta la próxima!!!.
Luis Becerra A.
Coach | Realtor | Consultor
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